Acaba de estrenarse la nueva edición de “Supervivientes”. Este año presenta la novedad de incluir caras conocidas con desconocidas o “anónimos” como ya los han llamado. Entre los sin nombre, encontramos a un bombero, a una tasadora de joyas que desea llevarse mal con la gente e incluso a un culturista que se autodefine como una mezcla de 007 y Escarlata O´Hara… vamos que promete la cosa. Entre el grupo del famoseo de tercera clase, a los que deberíamos bautizar como “Los Ex” porque casi todos son ex-algo, contamos con alguna o algunas ex de cuyos nombres no quieren acordarse ni los que se encamaron con ellas junto con una ex-reportera dicharachera y ahora metida a novia de torero, un ex-deportista, un torero casi ex también porque sale más en televisión que en las plazas, tres ex-concursantes de otros programas y una ex-chica Hermida y ahora periodista.
Tras ver el elenco de famosillos de medio pelo que nos presentaban, debo reconocer que pensé que me iba a aburrir como un hongo. Qué equivocada estaba. A los cinco minutos escasos de comenzar el programa ya había puesto las palomitas en el microondas porque ví que la cosa prometía. Todo gracias a una de las concursantes, Consuelo Berlanga.
La señora Berlanga, que no sé yo cuántos años llevará en esto de los medios de comunicación pero mínimo son veinte, resulta que suelta esta perla nada más empezar la aventura ”yo no sabía de qué iba este programa”. Resulta que estaba cabreada como una mona por un chubasquero que pidió a producción pero no le dieron y como argumento a su enfado añadió que ella era una profesional de la credibilidad y odiaba la mentira.
Vamos por partes, o sea que tras un montón de ediciones de “Supervivientes” año tras año, no se ha informado de a qué concurso iba? No ha podido hablar con ningún ex-superviviente y que le explicase? No ha podido pedir los videos de las ediciones anteriores? No ha podido hablar con nadie de sus amigos, familia o conocidos que las hayan visto?…. Y tiene el valor de decir que su profesión es la credibilidad y que odia la mentira. Así es como ella se informa en su trabajo de las noticias o entrevistas que tenga entre manos? y ese odio a la mentira la lleva a un reality donde todos sabemos que se manipula y se miente porque eso es lo que da espectáculo? Mi única explicación es que los ceros de la suma que le ofrecieron le omnubilaron la mente y se olvidó de hacer los deberes y de sus escrúpulos.
Tras el altercado del chubasquero, siguieron varios más. En las pruebas que ella y su grupo tenían que pasar demostró ser un lastre para todos por sus aptitudes físicas y psicológicas. Fue torpe, lenta, sin voluntad y se dedicó a larmentarse y a llorar desconsoladamente a la mínima ocasión. La señora Berlanga fue todo un espectáculo por sí misma, pero cómico. Confieso que la imagen que tenía de ella se iba desmoronando a velocidad de vértigo y que consiguió involucionar a los ojos de los telespectadores. Todo un hito televisivo. Se contruyó su imagen durante años y la destruyó en cuestión de minutos.
Al final acabó nominada y por ello sancionaron al grupo también porque se les había prohibido tajantemente pactar nominaciones. Yo propongo dos cosas, que no la echemos y que aguante allí carros y carretas que para eso le están pagando un pastón o que, si la echamos, no se le permita asistir al plató en las siguientes semanas y “poner la mano” porque no se lo ha ganado. Que devuelva el dinero y que se quede en su casa, porque ya sería el colmo que se atreviese a comentar y a juzgar desde su calentita y seca butaca lo que hacen el resto de concursantes a miles de kilómetros de distancia.
Me viene a la cabeza la frase aquella de “váyase, señora Berlanga, váyase”.